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Optimización del Riego en Verano: Estrategias y Tecnologías para una Gestión Hídrica Eficiente

El riego en verano supone un reto fundamental para el agricultor profesional debido al aumento de la evapotranspiración, la escasez de agua y el estrés térmico sobre los cultivos. Las mejores estrategias integran ajustes técnicos de frecuencia y duración del riego, el uso de tecnologías de monitoreo y la personalización en función de tipo de suelo, planta y eventos climáticos. La incorporación de sensores de humedad de suelo, controladores inteligentes y técnicas de conservación como el mulching, transforma el riesgo estival en una oportunidad de optimización productiva, reduciendo pérdidas hídricas y asegurando el desarrollo óptimo de cada cultivo [fuente].

Cómo ajustar frecuencia y duración del riego en verano para maximizar la eficiencia del agua

Durante el verano, el aumento de la radiación solar y las altas temperaturas incrementan la demanda hídrica del cultivo. Adaptar la frecuencia y duración de riego en verano es esencial para prevenir el estrés hídrico y evitar el desperdicio de agua. Los expertos recomiendan mantener entre 3 y 4 riegos semanales en sesiones cortas de 15-30 minutos, ejecutándolos muy temprano por la mañana para minimizar la evaporación. Programar los riegos entre las 4 y 6 a.m. puede reducir las pérdidas de agua hasta en un 30% [fuente]. En suelos arenosos se requieren aplicaciones más frecuentes, mientras que en suelos arcillosos conviene espaciar los riegos, aumentando la duración para permitir la infiltración sin saturar el perfil.

Una planificación basada en el balance hídrico y la evapotranspiración del cultivo (ETc) permite ajustar los volúmenes y la frecuencia de riego según las necesidades reales. Por ejemplo, cultivos de pimiento pueden necesitar fraccionar la dosis diaria en dos eventos separados para facilitar la absorción y evitar el escurrimiento. Integrar modelos que calculan ETc con datos de sensores en campo, como el sensor de suelo AT32, proporciona una estrategia todavía mejor, porque detectan en tiempo real cuándo el cultivo alcanza el umbral de estrés y así activa el ciclo de riego solo cuando hay verdadera necesidad (ver sensor de suelo AT32).

Los agricultores que han implementado sensores automáticos y monitoreo constante obtienen ahorros de agua cercanos al 50%, logrando cultivos más resilientes frente a olas de calor [fuente]. Estas estrategias también evitan el exceso de humedad, el mayor riesgo de enfermedades y la pérdida de nutrientes por lixiviación. Si quieres profundizar más en cómo estos ajustes reducen el estrés hídrico en pleno verano, consulta nuestra guía detallada: cómo reducir el estrés hídrico de julio en el cultivo.

Tecnologías de sensores y monitoreo en tiempo real para el riego en verano

La digitalización del riego en verano se apoya en el uso de sensores de humedad, estaciones climáticas y plataformas que integran todos los datos en un solo vistazo. Los sensores de humedad del suelo –como el AT32– cuantifican el contenido volumétrico de agua y la percolación, estableciendo el momento exacto en que la planta requiere riego. Instalar estos sensores a diferentes profundidades permite seguir el gradiente húmedo, adaptando el ciclo no solo al tipo de cultivo sino también a las condiciones meteorológicas.

Además, los higrómetros como el MET3 resultan clave para conocer el déficit de presión de vapor, la temperatura y la humedad relativa. Esta información permite calcular parámetros fundamentales como la evapotranspiración diaria e incluso anticipar riesgos de enfermedades, optimizando el uso del agua y salvaguardando el rendimiento en los picos de calor veraniego. Todo queda registrado y accesible en plataformas digitales, aportando seguridad y eficiencia cada temporada.

Para elevar el nivel de automatización, los transmisores como el LINK permiten comunicar fácilmente todos los sensores de campo a una aplicación central, de modo que el agricultor pueda visualizar y tomar las mejores decisiones desde cualquier lugar y en tiempo real. Sistemas integrados alertan en caso de alcanzar umbrales de humedad o temperaturas críticas, programando el riego exactamente cuando se necesita y sólo lo necesario. Puedes consultar los detalles de la automatización en nuestro artículo sobre sistemas de riego automatizado con sensores de humedad del suelo.

¿Cómo influyen el tipo de suelo y el cultivo en la estrategia de riego estival?

El riego en verano no puede aplicarse igual sobre todos los suelos o cultivos. El contenido de arcilla, limo y arena determina la velocidad de infiltración, la disponibilidad y la retención de agua utilizable por el cultivo. Suelos arenosos obligan a fraccionar más los riegos, mientras que los arcillosos admiten sesiones más largas pero espaciadas para evitar el encharcamiento y la asfixia radicular. El uso de enmiendas, como compost o vermiculita, ayuda a ampliar el intervalo óptimo de humedad y favorece el desarrollo radicular profundo.

En lo que respecta al cultivo, las especies con raíces superficiales o alta demanda en períodos críticos (como tomates en floración o melones en cuajado) requieren un monitoreo exhaustivo del perfil superficial (<30 cm) y reposiciones diarias durante olas de calor. Por el contrario, frutales como el olivo pueden tolerar cierto déficit hídrico fuera de sus etapas de máximo desarrollo. En este sentido, recomendamos la agrupación de cultivos por hidrozonas y adaptar el riego para cada grupo según su demanda y tolerancia al estrés.

La relación entre la salinidad del agua y la retención de humedad es especialmente crítica en verano, cuando la evaporación favorece la acumulación de sales en la raíz. Aquí, el sensor AT32 destaca de nuevo al permitir el control simultáneo de humedad y salinidad, ayudando a prevenir problemas de nutrición o toxicidad salina.

Soluciones de agricultura de precisión para anticipar olas de calor y optimizar el riego

La gestión avanzada del riego en verano requiere combinar datos históricos, monitorización en tiempo real y modelos predictivos. Plataformas integradas procesan información desde redes meteorológicas, estaciones de campo y sensores, generando alertas de déficit hídrico y recomendaciones precisas para cada parcela.

El aprendizaje automático y los sistemas predictivos ajustan automáticamente la programación de riegos en función de las previsiones climáticas, incluso sugiriendo cambios de cultivo o estrategias de riego deficitario en zonas donde la sequía y las olas de calor son cada vez más frecuentes. Estos sistemas pueden generar avisos automatizados para activar el riego ante umbrales críticos de humedad, temperatura o riesgo de salinización. Consulta más sobre la integración de sensores y datos en nuestra reseña sobre suelo agrícola: 10 pautas para un riego sin problemas.

Estrategias complementarias: mulching, cubiertas vegetales y retención de humedad

El uso de mulching y cultivos de cobertura en verano ahorra agua y protege el suelo de la radiación solar directa, manteniendo la frescura y la humedad clave en el perfil. Un acolchado orgánico de 5-10 cm puede reducir las pérdidas de agua por evaporación en hasta un 70%, disminuye la aparición de malas hierbas y amortigua el impacto de la compactación al pisar [fuente]. Para terrenos con problemas de salinidad se recomienda combinar mulching con riego por goteo subterráneo, para mantener la humedad cerca de la raíz y evitar la concentración de sales en el estrato superficial.

El papel del sensor de humedad del suelo, como el AT32, vuelve a ser fundamental en la estrategia de ahorro, validando la eficiencia de estas prácticas y automatizando la activación del riego solo cuando es estrictamente necesario. Agricultores que han incluido mulching en los meses de verano reportan una estabilización térmica del suelo y muy notables ahorros de agua. Si te interesa ampliar información sobre reducción del estrés hídrico y conservación de humedad, accede a nuestro artículo sobre cómo reducir el estrés hídrico.

Comparativa de métodos de riego en condiciones estivales: goteo vs aspersión

En la elección del método de riego en verano, la eficiencia hídrica es la clave. El goteo, especialmente el subterráneo, supera a la aspersión bajo condiciones de altas temperaturas porque reduce drásticamente las pérdidas por evaporación y aplica el agua directamente a la zona radicular. En grandes extensiones o en cultivos de alto valor, esta eficiencia puede significar ahorros de hasta el 50% respecto a sistemas convencionales [fuente].

En suelos arcillosos o donde el riesgo de encharcamiento es alto, el riego por aspersión debe regularse en pulsos cortos («cycle and soak») para facilitar la infiltración y evitar el exceso de humedad superficial. Los sistemas modernos de aspersión integran boquillas antideriva, sensores de viento y humedad, y permiten la segmentación por hidrozonas. En ambos casos, la sensorización del suelo es una inversión esencial para validar la eficacia real y adaptar la estrategia cada semana según la meteorología o la evolución del cultivo.

Prevención de problemas: encharcamiento, salinización y exceso de riego

Evitar el exceso de agua es tan importante como prevenir el déficit. En verano, los errores de programación pueden conducir a encharcamientos puntuales y posterior compactación del terreno, conflictos que no solo dañan la raíz sino que agravan la presión de patógenos y, a largo plazo, la salinización del perfil radicular. La clave está en el monitoreo automático continuado. El uso del sensor AT32 permite detectar rápidamente un aumento inusual de la humedad o los indicadores de salinidad, gestionándose el drenaje o la aplicación de fracciones de lavado justo en el momento oportuno, sin despilfarrar agua ni nutrientes.

Además, la integración de plataformas y sensores con la aplicación digital permite generar históricos, detectar tendencias, programar lavados periódicos y planificar la fertilización sin poner en riesgo la producción.

Desbloquea el potencial de sensores de suelo para un control total del riego en verano

Guía sensores de suelo

Un manejo óptimo del riego en verano es posible. Los avances en sensorización, tecnologías de agricultura de precisión y la programación dinámica, junto a buenas prácticas como el mulching y el uso de datos históricos, permiten adaptar la dotación hídrica con precisión

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