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Claves para un riego del olivo eficiente y rentable

El riego del olivo es uno de los factores determinantes para garantizar la productividad, la calidad del fruto y la sostenibilidad de tu plantación. Conocer cuánta agua necesita tu olivar según la variedad, etapa de desarrollo, clima y características del suelo es esencial para evitar pérdidas, maximizar el rendimiento y hacer un uso responsable del recurso hídrico. En esta guía te mostramos cómo determinar las necesidades hídricas, qué sistemas son más eficientes, cómo detectar errores de riego y de qué manera las nuevas tecnologías pueden ayudarte a optimizar el riego en tu explotación.

Factores que determinan el riego del olivo a lo largo del año

El requerimiento de agua para el olivo varía significativamente a lo largo de su ciclo vegetativo. Durante la brotación y la floración, es fundamental mantener niveles de humedad estables para asegurar el cuajado y la formación de frutos. Los déficits hídricos en este periodo pueden reducir la cosecha hasta en un 40% según diversos estudios. En la fase de endurecimiento del hueso y engorde del fruto —principalmente durante el verano—, los requerimientos hídricos aumentan, por lo que el riego debe ser más profundo y menos frecuente. Al aproximarse el otoño y la maduración, conviene ir disminuyendo gradualmente el aporte de agua para favorecer la concentración de aceites y evitar el ablandamiento del fruto. Por el contrario, en invierno, el aporte hídrico debe reducirse al mínimo y aprovechar las lluvias invernales para mantener el equilibrio nutritivo del árbol (fuente, fuente).

El clima también tiene una influencia decisiva. En zonas de elevada evapotranspiración, como el sur mediterráneo, el consumo hídrico anual puede requerir entre 350 y 600 mm de riego adicional según la densidad del olivar (fuente). Por su parte, la densidad de plantación provoca diferencias marcadas: un olivar tradicional (100-200 árboles/ha) puede necesitar entre 2.500 y 3.000 m³/ha/año, mientras que en sistemas intensivos y superintensivos, la demanda se eleva hasta 5.000 m³/ha/año (fuente).

Influencia del tipo de suelo en el riego del olivo

La textura y la estructura del terreno son claves para decidir la frecuencia y volumen de riego en el olivo. Los suelos arcillosos retienen más agua y permiten espaciar más el riego (aproximadamente cada 10-14 días), pero son más propensos a encharcamientos y asfixia radicular. En cambio, los suelos arenosos drenan muy rápido y exigen aportar agua con mayor frecuencia (cada 5-7 días), corriendo el riesgo de lixiviación de nutrientes (fuente, fuente). Por eso, es recomendable utilizar herramientas que permitan el seguimiento real de la humedad, como los sensores AT32 de humedad en suelo, capaces de medir el contenido volumétrico de agua, la salinidad y la temperatura del suelo para diseñar el momento y volumen de riego óptimos. Además, la integración de estos sensores con un transmisor LINK facilita la consulta de los datos en la nube, ahorrando tiempo y mejorando la toma de decisiones.

Parámetro Suelos Arcillosos Suelos Arenosos
Frecuencia de riego 10-14 días 5-7 días
Volumen por riego 40-60 L/árbol 60-80 L/árbol
Riesgo principal Encharcamiento Lixiviación
Tecnología clave Drenaje subsuperficial Mulch orgánico

¿Qué sistema de riego elegir en el olivar?

El riego por goteo es el más eficiente para el olivo, ya que alcanza eficiencias de hasta el 90%, distribuyendo el agua directamente al sistema radicular de cada árbol y reduciendo significativamente el desperdicio (fuente). Además, permite la fertirrigación y facilita la automatización. En cambio, la aspersión y los sistemas superficiales presentan pérdidas por evaporación y escorrentía de hasta un 40%, por lo que solo se recomiendan en situaciones puntuales (fuente).

Si quieres monitorizar el consumo real de agua, accesorios como el contador de pulsos CP9 permiten registrar y visualizar el gasto de agua en tiempo real desde cualquier dispositivo y ajustar la estrategia de riego en función de tus necesidades y presupuesto.

Cómo detectar problemas de riego: exceso y déficit hídrico

Un olivo que recibe demasiada agua puede mostrar síntomas de asfixia radicular: hojas amarillentas con nervaduras verdes, caída prematura de hojas, ramas blandas y aparición de hongos en la base del tronco (fuente). El exceso reduce la calidad de los aceites y favorece enfermedades.

Por el contrario, el déficit hídrico se traduce en hojas enrolladas, reducción del tamaño del fruto y caída excesiva de aceitunas. En situaciones severas, puede observarse necrosis en los márgenes y grietas en el suelo. Un aliado para anticiparse a estos problemas es el tensiómetro Irrometer, que mide la fuerza que ejerce la raíz para absorber agua del suelo permitiendo determinar el momento óptimo de riego y evitar tanto el estrés por sequía como el exceso de humedad.

Tecnologías de precisión para mejorar el riego del olivo

La agricultura de precisión se ha convertido en la gran aliada del olivicultor moderno para optimizar el uso del agua y mantener la rentabilidad. Entre las soluciones más eficaces encontramos:

  • Monitoreo de humedad en tiempo real: El sensor de suelo AT32 sirve para saber en todo momento el contenido de agua, temperatura y salinidad del suelo, clave para ajustar los riegos y evitar tanto el estrés por sequía como el lavado de nutrientes.
  • Digitalización y análisis avanzado: Integrar los sensores con el transmisor LINK te permite consultar datos desde cualquier lugar y programar alertas o automatizaciones basadas en los valores críticos del cultivo.
  • Gestión automatizada del consumo: El contador de pulsos CP9 facilita el control exhaustivo del gasto hídrico, imprescindible para mantener las cuentas claras y la sostenibilidad en la explotación.

La correcta instalación y uso de estas tecnologías, combinadas con el conocimiento agronómico, permite reducir el consumo de agua entre un 25% y 35% sin sacrificar la productividad (fuente). Si quieres profundizar más sobre esta temática, descarga la Guía de Sensores para Agricultura de Precisión:

Descarga la Guía de Sensores para Agricultura

El futuro del riego del olivo: sostenibilidad y rentabilidad

La clave para un riego del olivo eficiente está en combinar el conocimiento tradicional, la observación en campo y las soluciones de agricultura de precisión. La monitorización continua, el uso de sensores y la automatización permiten sacar el máximo partido al recurso hídrico y adaptarse rápidamente a cambios climáticos o de mercado. Un manejo responsable y tecnológico del agua no solo asegura mejores cosechas, sino un olivar sano y rentable a largo plazo. Comparte este artículo con otros agricultores y únete a la revolución de la olivicultura inteligente.

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