Enfermedades más comunes en olivos: Aprende a identificarlas, prevenirlas y tratarlas eficazmente
El cultivo del olivar es crucial en la economía agrícola mediterránea, pero continuamente enfrenta el riesgo de diversas enfermedades que pueden comprometer seriamente la productividad y longevidad de las plantaciones. Conocer las enfermedades más frecuentes del olivo, sus síntomas y cómo prevenirlas es clave para mantener plantaciones sanas y rentables. A continuación, abordaremos con detalle cómo identificar estas enfermedades, qué condiciones las favorecen, qué prácticas preventivas adoptar, qué variedades utilizar según tu región y cuáles son los tratamientos más efectivos.
Síntomas visuales para identificar las principales enfermedades del olivo
Verticilosis (Verticillium dahliae)
Esta grave enfermedad causada por hongos se suele manifestar de dos maneras distintas:
- Forma apopléjica: muerte rápida de ramas enteras, hojas marrones enrolladas que permanecen adheridas al árbol.
- Decaimiento lento: clorosis o amarilleamiento progresivo, caída parcial del follaje y estrías oscuras visibles al cortar ramas infectadas (fuente).
Repilo (Spilocaea oleagina)
Se reconoce fácilmente por manchas circulares oscuras con halos amarillos visibles en las hojas, asociadas con un ambiente húmedo prolongado (fuente).
Tuberculosis del olivo (Pseudomonas savastanoi)
Detectable por tumores o nódulos leñosos con secreción de sustancias bacterianas en ramas jóvenes (fuente).
Xylella fastidiosa
Esta bacteria provoca desecación acelerada de ramas y hojas que adquieren aspecto «quemado», y proliferación anormal de brotes en la base del tronco (fuente).
Condiciones climáticas y edáficas que favorecen enfermedades del olivar
La humedad relativa alta sostenida y temperaturas moderadas favorecen la aparición del Repilo. Mientras, Verticilosis prevalece en terrenos arcillosos con mal drenaje y condiciones de riego abundantes. Por su parte, Xylella fastidiosa ve incrementada su incidencia en zonas con cambios térmicos significativos y suelos con estrés hídrico (fuente).
Prácticas agrícolas clave para prevenir enfermedades en olivos
La prevención efectiva es fundamental y pasa por adoptar medidas prácticas no químicas:
- Poda preventiva: eliminar y destruir ramas afectadas, abrir la copa para mejorar aireación y reducir humedad interna.
- Optimización del riego: evitar aspersión y optar por riego localizado controlado.
- Solarización y biofumigación: tratar suelos previamente con coberturas plásticas o abonos verdes específicos como la mostaza para reducir la carga de patógenos (fuente).
Implementación de tecnologías avanzadas en prevención y control
Para realizar estas prácticas con precisión y eficacia, la tecnología es una aliada excelente. El uso de sensores como el Higrómetro MET3 permite monitorizar en tiempo real la humedad relativa y la temperatura ambiental, lo cual ayuda a anticipar condiciones de riesgo para enfermedades foliares como el repilo. Otro equipo clave es el Sensor de humectación de hoja H2, ideal para conocer el tiempo de mojado de la hoja y predecir infecciones induciendo tratamientos oportunos y eficaces.
Variedades resistentes: la solución sostenible a largo plazo
Seleccionar variedades resistentes constituye una estrategia fundamental. Para resistentes a Verticilosis destacan variedades como Frantoio y Koroneiki, ideales para plantaciones intensivas. Para Xylella fastidiosa, las variedades Leccino y Fs-17 muestran mayor resistencia bacteriana (fuente).
Tratamientos efectivos disponibles contra enfermedades del olivo
Implementar tratamientos integrados es clave una vez establecida la infección:
- Tratamientos químicos específicos: aplicaciones preventivas con cobre para Repilo o uso de fosetil-Al contra Verticilosis.
- Control biológico: microorganismos beneficiosos, como Pseudomonas fluorescens, para antagonizar bacteria causante de tuberculosis del olivo (fuente).
- Termoterapia: eficiente en la erradicación de Xylella, aplicando inmersiones controladas en agua caliente (fuente).
Aplicar estas prácticas integradas, desde la prevención hasta la intervención precisa en la gestión sanitaria de los olivos, garantiza la sostenibilidad y rentabilidad de las plantaciones, optimizando recursos y asegurando cultivos sanos a largo plazo.