El olivo (Olea europaea) es un pequeño árbol (entre 8 y 10 m de alto). Presenta un tronco corto y sinuoso, ancho en la base y con multitud de entrenudos, huecos y un aspecto retorcido en los ejemplares más viejos. Se trata de una especie perenne y el fruto, la aceituna u oliva, es tipo drupa, carnoso y con un solo hueso. A continuación te presentamos toda la información sobre el olivar.
Es una planta adaptada al clima mediterráneo, es decir, de inviernos no muy fríos y veranos secos y calurosos. Se desarrolla sobre cualquier tipo de suelo y para prosperar necesita la incidencia directa de la luz del sol. Soporta muy bien los suelos pobres y tolera niveles de sequía bastante altos. Se comporta bien en suelos arcillosos de tipo expansivas (que se contraen y expanden según el grado de humedad).
Importancia económica
Es un árbol muy valorado y utilizado desde la antigüedad, debido al aceite que producen sus frutos, denominado aceite de oliva, el cual es un producto de uso culinario de gran calidad nutricional que puede consumirse incluso crudo.
El aceite se extrae mediante procedimientos físicos, separando la parte líquida de los sólidos, y a su vez separando el aceite del agua. Este se clasifica por su calidad en las categorías (de mejor a peor): Aceite de oliva virgen extra, aceite de oliva virgen, aceite de oliva y aceite de orujo de oliva.
La producción mundial de aceite se estima en 2,8 y 3,2 millones de toneladas, siendo España el país productor más importante con aproximadamente la mitad de la producción a nivel mundial y estimándose un valor de mercado nacional anual de 8.000 millones de euros.
Cabe mencionar la importancia de la aceituna como alimento elaborado. Se trata de fruto del olivo que ha sido tratado con un proceso de maduración y curado que lo hace apto para consumo humano. Son muy apreciadas organolépticamente y por sus propiedades nutricionales y saludables.
Aproximadamente el 10% de la producción de olivas son destinadas para la elaboración de aceitunas de mesa.
Cultivo del olivo
El olivo se cultiva mayoritariamente en la cuenca Mediterránea, aunque se puede encontrar en todo el mundo en zonas con características similares.
El 70% de la superficie cultivada corresponde a secano y el 2% es extensivo. El 28% restante es en intensivo o superintensivo.
Como el olivo ha sido tradicionalmente un cultivo de secano, adaptado a sequías recurrentes, sus necesidades hídricas son bajas, aunque la aportación de agua influye directamente en el incremento de la producción.
Las dotaciones de riego anuales para un olivar adulto dependen de variables ambientales locales, de la densidad de plantación, de la reserva de agua en el suelo, de la variedad, del tipo de manejo del árbol. Pueden ser en torno a 2.500 m3 /ha, pero ya a partir de 500 m3 /ha se consiguen considerables aumentos de producción. Para determinar la frecuencia de riego, se deberá tener en cuenta la cantidad de evapotranspiración de los olivos y la capacidad de retención de humedad de los suelos, ya que el objetivo del riego es otorgar la cantidad suficiente de agua para compensar las pérdidas que los árboles puedan sufrir por estas dos circunstancias. La capacidad de evapotranspiración se puede calcular, y es particular de cada cultivo, mientras que la retención dependerá de las características del suelo, como textura, tipo de rocas, perfil edafológico, entre otras.
Suelo y clima
Soporta altas temperaturas en verano, hasta 40 ºC si tiene humedad suficiente en el suelo, y hasta 10-12 ºC bajo cero en pleno reposo invernal. La inducción floral se produce en el periodo de reposo estival y al final del invierno o comienzos de primavera se inicia la diferenciación de las yemas. Con temperaturas primaverales de 10- 12 ºC se inicia el desarrollo vegetativo, las inflorescencias y la floración se producen entre 15 y 18 ºC sobre la madera del año anterior. Cuando las temperaturas estivales llegan a 35-38 ºC tiene lugar una parada vegetativa.
En cuanto a las exigencias edáficas, el olivo es una planta muy rústica, que se extiende por todo tipo de suelos, incluidos los terrenos de escasa fertilidad, aunque prefiere suelos francoarenosos, profundos y con drenaje, ya que es muy sensible al encharcamiento prolongado. El nivel freático se recomienda que esté a una profundidad mayor de 3m, para evitar ascensión freática innecesaria que empeore la aireación necesaria de las raíces, las cuales pueden fácilmente sufrir asfixia radicular.
Soporta bien la salinidad y niveles elevados de caliza. Respecto a salinidad de suelos, los olivos son de las especies frutales que mayor tolerancia a esta, expresada en conductividad eléctrica, o deciSiemens por metro (dS/m), tolera hasta menos de 4dS/m sin que la potencialidad se afecte, disminuyendo el rendimiento proporcionalmente según suban los niveles de salinidad. Puede aguantar niveles que normalmente matarían a otras especies frutales.
El pH debe oscilar entre el 5,5- 8 es decir de rangos levemente ácidos a levemente alcalinos, rondando la neutralidad. Con mayor preferencia a rangos inferiores a 7,5pH para facilitar la absorción de nutrientes.
Plagas y enfermedades
Tanto el árbol como las raíces y frutos son susceptibles a diversas plagas y enfermedades, que se pueden clasificar en:
- Fúngicas: Como el Repilo, la Verticiliosis, producen defoliación prematura, debilidad del árbol y baja producción. Otras como la antracnosis afectan al fruto y a la calidad del aceite. Y la Phytohphtora, afecta a las raíces y produce necrosis.
- Bacterianas: Tuberculosis del olivo, chancros de las ramas (Xanthomona), o la Xylella Fastidiosa, provocan necrosis, desecación de las hojas, ramas e incluso todo el árbol.
- Animales e insectos: Es importante resaltar la importancia que tienen los pájaros y algunos insectos como la mosca del olivo, que se alimentan de la fruta. Otros como la polilla o barrenillo del olivo generan daños en la planta (tanto en la parte aérea como en las raíces). Pero sobre todo son importantes como vectores de propagación de muchas enfermedades bacterianas.
- Otras plagas y enfermedades como los nematodos, virus o los ácaros también afectan negativamente a la producción y sanidad general de la planta.
Variedades
Las variedades más comunes en España son:
- Picual: Es la variedad más extendida, con más de un millón de hectáreas, sobre todo en Andalucía. Produce un aceite de oliva virgen extra de alta calidad, con un sabor frutado, amargo y picante, y una gran estabilidad.
- Arbequina: Es la variedad más utilizada en el olivar superintensivo, por su elevada productividad y resistencia a la sequía y al frío. Su aceite tiene un sabor suave, dulce y afrutado, con notas de almendra y manzana.
- Cornicabra: Es la segunda variedad más cultivada en España, principalmente en Castilla-La Mancha. Su aceite tiene un sabor intenso, con notas herbáceas y picantes, y una alta resistencia a la oxidación.
- Hojiblanca: Es una variedad típica de Andalucía, sobre todo de las provincias de Málaga, Córdoba y Sevilla. Su aceite tiene un sabor frutado, con matices dulces, amargos y picantes, y un aroma a hierba fresca y almendra.
- Lechín: Es una variedad originaria de Sevilla y Granada, que también se cultiva en otras zonas de Andalucía. Su aceite tiene un sabor suave y dulce, con un aroma a frutos secos.
- Arróniz: Es una variedad autóctona de Navarra, La Rioja y Álava, que produce un aceite de oliva virgen extra con un sabor frutado, amargo y picante, y un alto contenido en polifenoles.