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Actualmente, existen dos tipos de agricultura. Una es la agricultura antigua que se lleva practicando desde siempre y otra es la agricultura moderna que es la más reciente. Ambas tienen unas características que merece la pena explicar para poder diferenciarlas y comprenderlas mejor. Las dos son necesarias.

¿Cómo es la agricultura antigua?

La agricultura antigua es una actividad que podríamos calificar como tradicional o rudimentaria. Hay una ausencia total de la tecnología para el control y gestión de los cultivos, y además también se usa poca maquinaria. De hecho, en este tipo de agricultura es frecuente emplear herramientas manuales, depender del ganado para arar la tierra o usar el tractor como único medio de transporte y trabajo.

Hoy en día, la agricultura antigua la mantienen pequeños agricultores que buscan abastecerse a ellos mismos y a su familia. Como no tienen que producir a gran escala no necesitan invertir en demasiados recursos. Además, los terrenos sobre los que trabajan son pequeños, de escasos metros cuadrados. Asimismo, el abono empleado suele ser el estiércol del ganado como una forma de aprovechamiento y ahorro.

La agricultura antigua y la sostenibilidad

Desde hace unos años, hemos empezado a escuchar hablar sobre los huertos urbanos. Pequeñas extensiones de terreno que se alquilan para que las personas que así lo deseen puedan cultivar sus hortalizas, verduras o frutas. Se convierten así en pequeños agricultores que practican una agricultura antigua con muy pocos recursos. 

Es una forma de poder comer mejor, con alimentos que uno mismo cosecha y que sabe cómo han sido manipulados. No obstante, como se depende del clima y hay un control deficiente de plagas, encharcamientos por lluvias intensas o heladas durante el invierno, puede que una parte del cultivo se pierda. Es sostenible, es cierto, y está genial. Pero, la agricultura antigua no es apta actualmente para el comercio.

¿Cómo es la agricultura moderna?

La agricultura moderna sí está pensada para aquellos agricultores que son profesionales y que buscan un mejor aprovechamiento de la inversión que han realizado. Además, se apoya en la tecnología que ofrecemos en PRISMAB, con sensores de suelo, de riego y de clima que permiten garantizar el mantenimiento y los resultados de grandes extensiones de terrenos cultivados.

Entre las ventajas que tiene la agricultura moderna están la mayor calidad de la producción, el ahorro de recursos y la mejora de la eficiencia en el momento de trabajar sobre un suelo. La dependencia del clima tampoco será preocupante, pues los sensores específicos para ello permitirán tomar medidas con la suficiente antelación para evitar que un cultivo completo se eche a perder.

Siempre pueden surgir circunstancias inesperadas, pero la tecnología en la agricultura moderna ayuda a obtener resultados muy satisfactorios. Ahora que en el momento actual se producen desajustes en cuanto a las estaciones (atraso del invierno, llegada antes del calor), mantener el máximo control posible importa.

Labores que se pueden automatizar

La agricultura moderna también se diferencia de la agricultura antigua en que hay determinadas tareas que se pueden automatizar. Estamos hablando del riego, del monitoreo de los cultivos, del control de la humedad en el terreno o de las propias cosechadoras. El ahorro de tiempo y de dinero será evidente. Así, los esfuerzos se pueden destinar a otras áreas que sí requieran de una presencia física.

¿Es mejor la agricultura antigua o la agricultura moderna?

Como ya hemos mencionado, ningún tipo de agricultura es mejor o peor. De hecho, al haber analizado pormenorizadamente las características de cada una nos hemos podido dar cuenta de que su uso tiene distintos cometidos. La agricultura antigua no puede garantizar una cosecha sana, rentable y eficiente si hablamos de cultivar en terrenos muy grandes. Asimismo, la agricultura moderna usa la tecnología a su favor.

Dependiendo de cada situación particular, la agricultura antigua o la agricultura moderna pueden ser válidas. En el caso de esta última, hacer una inversión en sensores y tecnología, como la que ofrecemos en PRISMAB, es fundamental. Solamente así se le podrá sacar una adecuada rentabilidad a este tipo de agricultura.

Sergio Delgado Martorell

Periodista y consultor en marketing con 10 años de experiencia trabajando para empresas del sector agrícola y tecnológico. Aportando contenido y soluciones, tanto informativas como de posicionamiento, para empresas del sector. Apasionado del mundo tecnológico y su aplicación en la mejora de la gestión y la comunicación del sector agrícola

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