Todos los suelos tienen unos compuestos minerales que son los encargados de proporcionarles nutrientes a los cultivos que se plantan en ellos. Un suelo fértil es un suelo sano en el que los cultivos van a poder salir adelante sin inconvenientes. Sin embargo, en ocasiones hay que recurrir a algunos tipos de fertilizantes que existen, aunque no todos los suelos requerirán la misma frecuencia de aplicación.
Un ejemplo lo tenemos en los suelos arcillosos que, aunque parezca raro a primera vista, retienen muchos más nutrientes que otros. En estos casos, la aplicación de alguno de los tipos de fertilizantes que veremos debe ser pequeña y ocasional. No sucede lo mismo con los suelos de arcilla, donde la aplicación sí debe ser más frecuente, dado que no retienen tantos nutrientes y, por ello, son menos fértiles.
Fertilizantes de origen natural, también conocidos como abono
Este primero de los tipos de fertilizantes se conocen como abono porque su procedencia es de origen animal o vegetal. Los residuos de cosechas, cenizas, estiércol o humus de lombrices son los elementos clave para la elaboración de este tipo de fertilizante. Suponen una fuente importante de nutrientes para los cultivos, así como mejoran las propiedades del suelo haciéndolos más ricos y fértiles.
El abono es de los tipos de fertilizantes ampliamente utilizados en la agricultura ecológica. Este fertilizante no contiene ningún elemento químico, por lo que se mejora la biodiversidad, la absorción de nutrientes, la estructura del suelo y su capacidad a los cambios en el pH. Los nutrientes que aporta son nitrógeno, fósforo y azufre. Aplicado en un suelo arenoso la cantidad debe ser pequeña, pero su frecuencia mayor.
Fertilizantes sintéticos o químicos
Este segundo de los tipos de fertilizantes se obtienen a través de procesos y compuestos químicos. De hecho, hay fertilizantes orgánicos cuya composición realmente es química y esto es importante tenerlo en cuenta. En su proceso de creación se utilizan determinados ácidos cuyo objetivo es mejorar la eficiencia de este tipo de fertilizante para garantizar buenos resultados cuando se apliquen en el suelo.
Lo que se consigue con este otro de los tipos de fertilizantes que existen es aumentar la materia orgánica que ya hay en los suelos volviéndolos, así, más ricos, incrementar el número de nutrientes y conseguir una descomposición lenta. De esta forma, el terreno no absorbe de forma inmediata el fertilizante, sino que esto ocurre de manera gradual para asegurar una mejor fertilización y acción de este producto.
¿Cuándo se deben utilizar los fertilizantes?
Independientemente de los tipos de fertilizantes que hay y que pueden tener, también, distintas composiciones (en polvo, granulado, pellet) hay que prestar atención al suelo para saber cuándo utilizarlos. Cuando el suelo se encuentra falto de nutrientes antes de la siembra puede ser interesante aplicar fertilizante antes de empezar a cultivar. Así, el suelo estará preparado y sentará una buena base para el crecimiento del cultivo.
En otras situaciones se hace al mismo tiempo que la siembra para asegurar una correcta implantación del cultivo y en otros durante su proceso de crecimiento. Recordemos que los suelos arcillosos necesitan un mantenimiento menor con este tipo de producto ya que tienen un mayor número de nutrientes. Sin embargo, los arenosos necesitan fertilizaciones pequeñas y frecuentes, contrariamente a un suelo de arcilla.
El uso de los distintos tipos de fertilizantes es fundamental, ya que con ellos se conserva el suelo, se asegura la calidad del cultivo y se previene la ampliación de la superficie agrícola al nutrir al suelo con lo necesario. Debemos tener en cuenta que un suelo sobre el que se trabaja hay que cuidarlo para que siga siendo fértil y válido para poder continuar sembrando en él y que los cultivos salgan adelante.
Además, dependiendo del tipo de suelo estos cuidados con distintos tipos de fertilizantes deberán ser más frecuentes o menos, ya que las necesidades cambian. Tanto los fertilizantes orgánicos como los sintéticos son útiles y válidos para trabajar la tierra y que esta continúe produciendo. Cuidar el suelo durante los cultivos, atender a su humedad y aportarles los nutrientes que demanden es siempre algo vital.