Un riego eficiente y adecuado del suelo agrícola es una de las bases del correcto desarrollo de las plantaciones y del éxito de las cosechas. Son muchas las variables que entran en juego, puesto que no hay dos explotaciones iguales, ni por tipo de cultivo, ni por características del suelo, ni por climatología.
No se trata solo de diseñar un sistema de riego adecuado, sino de tener en cuenta toda una serie de cuestiones que no son inamovibles, sino que en algunos casos se pueden ver modificadas con el paso del tiempo, la erosión del suelo agrícola o incluso el cambio climático, entre otros factores. Por ello, es fundamental que en el establecimiento de las pautas y métodos de riego participen siempre expertos en la materia.
1. Dimensionar correctamente el sistema de riego
Tanto si el sistema elegido es la aspersión como si es el goteo o incluso la inundación, el punto de partida para un riego sin problemas debe ser siempre un adecuado diseño de la instalación. Hay que asegurarse de que se cubren las necesidades hídricas de los cultivos teniendo en cuenta las características del suelo agrícola y en cualquier circunstancia extraordinaria, como puede ser una sequía.
2. Calcular las necesidades de agua de los cultivos
Estas pueden variar notablemente de unas circunstancias a otras, de ahí que sea el aspecto esencial que se deba tener en cuenta en el diseño de un sistema de riego para suelo agrícola. La experiencia es un factor indispensable para dar una respuesta satisfactoria en cada momento. Pero también son determinantes, los cálculos que puedan realizar expertos en la materia teniendo en cuenta tipo de cultivo y suelo y previsiones.
3. Análisis del suelo agrícola
Las características físicas del suelo agrícola constituyen uno de esos factores imprescindibles para dimensionar correctamente esa instalación de riego y que sea realmente eficaz y eficiente. En este sentido, se deben tener en cuenta aspectos como la capacidad de campo, el punto de marchitamiento permanente y el agua disponible para las plantas, entre otras cuestiones básicas.
4. Análisis del agua
La calidad del agua es un aspecto fundamental en el riego del suelo agrícola. No se trata solo de medir aspectos como el pH o el contenido en elementos como sales o nitratos. También es fundamental controlar que no hay presencia de residuos peligrosos, contaminantes o metales pesados.
5. Uso de la tecnología
El desarrollo tecnológico ha sido muy importante también en lo que a eficiencia de riego se refiere. Equipos como sensores de humedad del suelo, pluviómetros, caudalímetros o sensores ambientales permiten una mejor gestión de los cultivos en todas sus fases, desde la plantación al riego o la cosecha.
6. Automatización
Esa misma tecnología que sirve para controlar factores esenciales en el suelo agrícola tiene otras ventajas destacadas. La automatización de los sistemas de riego no solo mejora la eficiencia de estos, también es un factor clave para ahorrar recursos y costes. Además, permite una mejor y más rápida respuesta en caso de circunstancias extraordinarias.
7. Mantenimiento adecuado
Independientemente del sistema elegido, un riego sin problemas del suelo agrícola solo se podrá conseguir si se realiza un buen mantenimiento: conviene controlar que los caballones estén en buen estado, vigilar la presión de los sistemas por aspersión o goteo, revisar filtros y tuberías, etc.
8. Controlar climatología
Presencia de minerales en el agua o barro pueden llegar a obstruir y perjudicar los sistemas de riego si no se realiza una buena limpieza. Pero no es el único problema que puede surgir. Las bajas temperaturas es otro aspecto que se debe controlar, puesto que se puede llegar a formar hielo en el interior de las tuberías.
9. Llevar un registro de riego
Un cuaderno de riego es una herramienta que puede ser muy eficaz. Contar con información pormenorizada y permanentemente actualizada del riego del suelo agrícola permite tomar medidas destinadas a mejorar la eficiencia o adelantarse a algunos de los problemas hídricos que pueden llegar a producirse. En él se deben registrar cuestiones como variación de niveles de humedad o necesidades hídricas, previsión de riegos, precipitaciones, etc.
10. Evolucionar con los cultivos
Los sistemas de riego pueden ser absolutamente eficientes en unas circunstancias. Pero, si estas cambian, pueden empezar a aparecer problemas severos que ponen en riesgo la supervivencia de los cultivos. Por eso, es importante adaptarse a cada momento, introduciendo las medidas correctoras que sean necesarias si cambian los parámetros del suelo, el tipo de cultivo o la climatología.
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