La nutrición de las plantas, concepto muy amplio porque abarca también todo lo relativo a la fertilización, tiene en cuenta todos los elementos que intervienen en el equilibrio de nutrientes minerales que necesita cada planta o árbol para su crecimiento, adecuado ciclo vital y, evidentemente, la producción óptima de frutas o verduras que se puedan conseguir. Por ello, es importante conocer cuáles son los más relevantes y comunes a cualquier ser vivo vegetal:
Los principales nutrientes para cualquier cultivo
Los más esenciales son los denominados según los expertos como macronutrientes: el potasio, hidrógeno, carbono, fósforo y oxígeno; como nutrientes secundarios, el azufre, magnesio y calcio, y como micronutrientes: hierro, cobre, molibdeno, cloro, manganeso, cobre, zinc y boro.
Lo que en la mayoría de los casos ocurre es que todos estos fundamentales nutrientes para seres vivos vegetales no están disponibles en las habituales soluciones acuosas naturales del suelo, razón por la que se deben utilizar ciertos fertilizantes. En cualquier caso, la mayor o menor cantidad de minerales absorbidos dependerá de estos tres relevantes factores:
– La mineralización de dicho suelo.
– La disolución de minerales en el suelo.
– El equilibrio químico entre el tipo de suelo, sus partículas y los nutrientes absorbidos. Técnicamente a esto se le denomina como ‘cationes intercambiables’.
Tipos de fertilizantes y cómo calcular su uso en la agricultura
Antes de abordar los diferentes tipos de fertilizantes que existen a día de hoy y, sobre todo, cuándo deben utilizarse, es importante tener muy presente que estas sustancias ricas en nutrientes minerales se deben aplicar teniendo completamente en cuenta la jerarquización actual de las clases de suelo para la agricultura: excesivo, alto, adecuado y bajo. Esta perspectiva, aceptada por la mayor parte de las instituciones y laboratorios españoles especializados en el asunto, permite proporcionar a la cosecha en cuestión la cantidad específica y adecuada para su óptima recolecta, reduciendo así costes y maximizando los beneficios. Así pues, en los casos de suelos de tipo excesivo o alto directamente no haría falta el uso de fertilizantes pero, sin embargo, en los suelos de tipo adecuado y bajo sí que los necesitarán pero en diferentes medidas.
Clasificación universal de fertilizantes para la agricultura
– Fertilizantes orgánicos e inorgánicos. Los primeros se derivan de materia vegetal o animal, mientras que los segundos, también conocidos como fertilizantes sintéticos, se generan a partir de gases o minerales tras un proceso químico.
– Fertilizantes líquidos o granulares: los primeros se caracterizan por ofrecer una aplicación más uniforme y proporcionar, normalmente, una mayor disponibilidad de nutrientes que los sólidos. Sin embargo, estos últimos son más económicos y ofrecen más cantidad de minerales.
– Fertilizantes de liberación lenta (FLL) y fertilizantes de liberación controlada (FLC): la liberalización de los nutrientes de los últimos solo está condicionada por la temperatura, mientras que los de liberalización lenta están disponibles para las plantas durante más tiempo, reduciendo así al máximo la pérdida de alimento, aunque sin embargo se ven afectados por muchos más condicionantes que los de liberación controlada, FLC : por la temperatura pero también por el pH o el porcentaje de humedad del suelo, entre otros.
– Fertilizantes solubles e insolubles: los muy solubles se disuelven con gran rapidez en el agua y se pueden emplear en fertirriego. Los insolubles aguantan más en la tierra y reducen en gran medida la temida lixiviación.
– Fertilizantes según tipos de nutrientes. Los fertilizantes de micronutrientes son aquellos que están compuestos por, al menos, uno o más nutrientes de este grupo de minerales, enumerados en el primer apartado. Y lo mismo con los otros dos: los macronutrientes y los nutrientes secundarios.
– Fertilizantes compuestos y fertilizantes simples: los primeros están formados por más de dos nutrientes principales y los segundos, los simples, se basan en uno o como mucho dos suplementos importantes. Son, por ejemplo, los de sulfato de amonio o de potasa.
Cómo calcular las dosis óptimas de fertilizantes en cultivos
Es, en primera instancia, importantísimo saber que para hacer un buen cálculo de las dosis de fertilización se deben tener muy presentes estos tres indicadores: el área del cultivo en cuestión, la composición del fertilizante a emplear y la tasa necesaria de aplicación de nutrientes. Este último parámetro se expresa normalmente en unidades de kg/ha y toma en cuenta infinidad de factores como son, por ejemplo, los requerimientos nutricionales del cultivo, el análisis del suelo o el contenido mineral del agua de riego, entre otros.
La etiqueta de los fertilizantes: información en tres números
Leerla y analizarla es crucial para abordar adecuadamente el segundo indicador, que es el más importante: la composición del fertilizante a utilizar. Y para ello hay que ir a la etiqueta para cotejar el grado del fertilizante, que es la tasa porcentual de los tres nutrientes más fundamentales: el nitrógeno, e fósforo y el potasio.
Son tres números en gran tamaño que significan lo siguiente: el primero es la concentración total de nitrógeno en el fertilizante, el segundo la concentración de fósforo y el tercero analiza la cantidad de potasio. Este indicador a modo de enumeración es muy relevante, pues determina la proporción exacta de los principales complementos nutricionales, pero la etiqueta siempre indicará el resto de los componentes integrados y su porcentaje exacto. Muy importantes también a tener en cuenta, poniéndolos sobre todo en relación a las necesidades minerales de las plantas o árboles que se cultiven en la explotación.
Cálculo de las dosis de aplicación
Se reduce todo a una cuestión matemática, por lo que no existe el margen para el error. Si se tratara de fertilizantes sólidos debe aplicarse esta fórmula, probada y acreditada por los expertos: tasa requerida de aplicación del nutriente multiplicada 100 y dividida por el porcentaje del nutriente en el fertilizante. TA = N X 100 / C.
Este es un buen caso práctico, con el que rápidamente verás más claro el cálculo: pongamos el caso de un productor que quiere aplicar 50 kilos de nitrógeno a su campo de 6 hectáreas, usando Urea de 46-0-0. ¿Cuántos kilos de Urea necesita aplicar? Tasa de aplicación de fertilizante = 50 x 100/46 = 108,7 kg
Fertilizantes líquidos. Para este segundo gran grupo de tipos de fertilizantes la ecuación cambia, pero solo un poco: se debe tener en cuenta la densidad, ya que el contenido de los nutrientes del fertilizante se da como porcentaje en peso. Pongamos como ejemplo el nitrato de amonio de urea (UAN), que se usa prácticamente siempre en cualquier explotación agraria de España: se trata de un fertilizante de tipo líquido con un grado de 30-0-0 que contiene 30% de nitrógeno en peso. El peso de UAN es 1,3 kg/litro. Así pues, y tras saber calcular este parámetro, la fórmula para el cálculo sería la siguiente:
Tasa de aplicación fertilizante= tasa requerida de aplicación del nutriente X 100) / el porcentaje del nutriente en el fertilizante x la densidad del fertilizante. TA = N X 100 / (C X P).
Si observas este ejemplo no te quedará duda alguna: un productor quiere aplicar 15 kilos de nitrógeno ¿Cuánto UAN 30-0-0 debería usar?
Cálculo para el uso de este fertilizante líquido: tasa de aplicación del fertilizante=15 x 100/30=50 kg. Y dado que 1 kilo de fertilizante pesa 1,3 kg, entonces 50 kg/1,3 kg/litro=38,5 litros.
Momento de aplicación de fertilizantes
Lo cierto es que el cálculo del uso de fertilizantes es fundamentalmente lo más importante, pero combinado con la adecuada periodicidad en su aplicación se traducirá todavía en mejores resultados y beneficios. Así pues, aplicar el fertilizante más óptimo, en sus perfectas cantidades, en los días y horas más idóneas mejorará, sin lugar a dudas, el rendimiento del cultivo, minimizará las pérdidas de nutrientes y evitará daños irreparables al medio ambiente.