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La siembra en superficie permite realizar un recuento de los microorganismos que puede haber en el terreno cosechado. El objetivo es poder evaluar los datos que ofrece la muestra para saber tanto la salubridad de la cosecha, como si es apta para consumo humano. En la siembra en superficie se pueden detectar patógenos, virus u hongos que a simple vista no parecen haber afectado al cultivo.

Es importante tener en cuenta que la siembra en superficie asegura la calidad de los cultivos, hacer los cambios que sea necesarios y tener en cuenta los datos para posteriores cosechas. Con todo, este tipo de procedimiento se lleva a cabo en un laboratorio, aunque conviene tener en cuenta algunos consejos que mencionaremos a continuación. Es fundamental tenerlos presentes.

Elegir bien las muestras

Las muestras para la siembra en superficie deben elegirse de la manera adecuada. Para ello, debe siempre optarse por una muestra seca (es decir, no conviene elegir una parte de tierra que esté húmeda). También, se recomienda coger diferentes muestras de partes distintas del cultivo. Por ejemplo, del centro y de los extremos, siempre y cuando en este último caso estén alejados de caminos.

El mínimo de muestras que se deberían recopilar tendrían que ser unas ocho. De esta forma, se puede tener una variedad más que suficiente para llevar a cabo una buena siembra en superficie que arroje unos resultados que puedan ser útiles. No obstante, esas muestras pueden ser más, como unas doce, y siempre de partes variadas del cultivo. Pero, todavía hay más consejos que tener presentes.

Las muestras se realizan por duplicado

En el laboratorio, cuando se tienen las muestras, estas se van a realizar por duplicado, es decir una sola muestra se analizará de forma doble. Estas se depositarán en un agar estéril y solidificado para, posteriormente, ponerlo sobre una caja de Petri. Se guardarán hasta continuar con el siguiente paso. Es muy importante este consejo para que los datos que se obtengan sean lo más fiables posibles.

Cuando las muestras para la siembra en superficie están en la caja de Petri, esta se extenderá gracias a una espátula para que pueda ser absorbida casi en su totalidad. Este paso es fundamental. Las cajas de Petri con las muestras se guardarán a una temperatura determinada y en un tiempo que se estimará oportuno dependiendo de cada caso en particular con relación al cultivo que se está analizando.

Los datos pueden requerir estudios posteriores

Uno de los últimos consejos que se debe tener en cuenta en la siembra en superficie es que puede que hagan falta estudios posteriores si el recuento de microorganismos es preocupante. Esto puede hacer que sea fundamental realizar un estudio más exhaustivo de la situación. De esta manera, se podrá evaluar de mejor forma la calidad, higiene y seguridad de un cultivo específico.

La siembra en superficie no se hace de manera recurrente, sino en situaciones muy concretas. Cada cierto tiempo, puede ser interesante realizar un análisis de estas características para asegurar los resultados de la cosecha. Hacer esto también permitirá hacer mejoras o cambios como, por ejemplo, utilizar la tecnología que actualmente ponemos a disposición de los agricultores profesionales en PRISMAB.

Los sensores de suelo, de riego y de clima ayudan a prevenir plagas, a darles a las cosechas lo que realmente demandan y todo esto dentro de un equilibrio. Las ventajas es que el control y la gestión de los terrenos cultivados será mejor, lo que repercutirá directamente en los frutos. La tecnología, los estudios y la siembra en superficie se han convertido en claves para conseguir mejores resultados en el campo.

Sergio Delgado Martorell

Periodista y consultor en marketing con 10 años de experiencia trabajando para empresas del sector agrícola y tecnológico. Aportando contenido y soluciones, tanto informativas como de posicionamiento, para empresas del sector. Apasionado del mundo tecnológico y su aplicación en la mejora de la gestión y la comunicación del sector agrícola

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